Amazon cambiará la privacidad de Alexa a partir del 28 de marzo con nuevos requerimientos

16 marzo, 2025

La decisión de Amazon de eliminar una función de privacidad en Alexa genera inquietud entre los usuarios de Echo ante el lanzamiento de Alexa+.

Amazon ha decidido dar un giro a las funciones de privacidad en sus dispositivos Echo, una medida que ha suscitado preocupación entre sus usuarios. A partir del 28 de marzo, todos los comandos que se le den a Alexa serán enviados automáticamente a la nube de Amazon, eliminando la opción de procesar las solicitudes localmente. Esta decisión acompaña el lanzamiento de Alexa+, un asistente de voz basado en suscripción que promete nuevas funcionalidades, pero a costa de la privacidad.

La noticia fue comunicada a los usuarios mediante un correo electrónico, en el cual Amazon indicó que aquellos que opten por no enviar grabaciones de voz a sus servidores perderán el acceso a ciertas características, como el reconocimiento de voz de Alexa. Esta función, conocida como Alexa Voice ID, permitirá que el asistente reconozca a los distintos usuarios y personalice la interacción. Sin embargo, esta mejora llega con un precio: la eliminación de opciones de privacidad que muchos consideran esenciales.

La justificación de Amazon para este cambio radica en la necesidad de aprovechar la capacidad de su nube para llevar a cabo las nuevas funcionalidades de inteligencia artificial. Al parecer, la compañía ha llegado a la conclusión de que la expansión de las capacidades de Alexa es prioritaria, incluso si eso significa sacrificar aspectos de la privacidad que antes eran valorados por los usuarios.

La difícil elección entre privacidad y funcionalidad

Los antecedentes de Amazon en el manejo de grabaciones de voz de Alexa no son los más alentadores. En 2023, la compañía se vio obligada a pagar una multa de 25 millones de dólares después de que se revelara que almacenaba grabaciones de interacciones de niños con el asistente de manera indefinida. Además, ha habido críticas respecto a la falta de transparencia en cómo se gestionan estas grabaciones, lo que hace que muchos usuarios se sientan incómodos al permitir que Amazon escuche sus peticiones personales.

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La situación se complica aún más al recordar que, en el pasado, se permitió a empleados de Amazon escuchar grabaciones de voz de Alexa para mejorar sus sistemas. Esta práctica, aunque justificada por la empresa como necesaria para el entrenamiento de inteligencia artificial, ha generado desconfianza entre los usuarios, especialmente aquellos preocupados por la privacidad de sus hogares.

Por si fuera poco, la decisión de Amazon también plantea un dilema: para disfrutar de las ventajas de Alexa+, los usuarios deben decidir entre permitir que Amazon almacene sus grabaciones o perder funcionalidades clave. Aquellos que opten por no guardar grabaciones verán cómo se deshabilita la función de Voice ID, limitando así las capacidades de interacción con el asistente.

En un intento por mitigar los temores, Amazon ha señalado que las grabaciones serán eliminadas tras su procesamiento, pero esto no parece ser suficiente para calmar las inquietudes de los usuarios. Con el lanzamiento de Alexa+, la compañía está apostando por un modelo de suscripción que busca revitalizar su asistente de voz, una estrategia que podría resultar vital para su futuro financiero.

Así, Amazon se enfrenta a un reto considerable: equilibrar la innovación en su asistente de voz con las preocupaciones legítimas de privacidad de sus usuarios. A medida que la tecnología avanza, la línea entre la funcionalidad y la privacidad se vuelve cada vez más difusa, y las decisiones que tome la compañía en este ámbito seguramente serán observadas de cerca por sus clientes.

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