Cuando Michael Bommer supo que tenía cáncer de colon terminal, pasó mucho tiempo conversando con su esposa, Anett, sobre lo que sucedería después de su muerte. Una de las preocupaciones de Anett era no poder consultarle cosas, ya que Michael siempre compartía su sabiduría y conocimientos. Esto llevó a Michael a una idea innovadora: recrear su voz utilizando inteligencia artificial para que su presencia y consejos pudieran perdurar más allá de su vida.
Michael, de 61 años, un emprendedor de startups, se asoció con su amigo Robert LoCascio, CEO de Eternos, una plataforma de legado impulsada por IA. Juntos, crearon una versión interactiva y comprensiva de Michael en tan solo dos meses, convirtiéndose en el primer cliente de la empresa.
Eternos permite que las familias interactúen con las experiencias y conocimientos de vida de sus seres queridos fallecidos, manteniendo así una conexión viva y significativa.
El proceso para crear esta versión de Michael fue detallado y meticuloso. La empresa grabó a Michael diciendo 300 frases diferentes, capturando no solo su voz, sino también sus emociones y estados de ánimo. Luego, este material fue procesado por potentes modelos de IA desarrollados por compañías como Meta, OpenAI y Mistral AI. El resultado fue una voz sintetizada que responde preguntas y cuenta historias sobre la vida de Michael, proporcionando una experiencia cercana a una conversación real.
La idea de crear un legado digital no solo fue vista como un proyecto técnico, sino como una forma de preservar recuerdos y sabiduría personal. Michael utilizó sus últimas semanas de vida para alimentar al sistema con más datos y frases en alemán, buscando que la IA no solo replicara su voz, sino también sus inflexiones emocionales. Este esfuerzo no tenía como objetivo buscar la inmortalidad, sino ofrecer a su familia una herramienta para sobrellevar el duelo de una manera que las formas tradicionales de recuerdo no pueden igualar.
El impacto emocional y las opiniones sobre los «griefbots»
La creación de versiones de IA de personas fallecidas, conocidos como «griefbots«, ha generado una amplia gama de reacciones emocionales. Para algunos, como Robert Scott de Raleigh, Carolina del Norte, estas tecnologías ofrecen un consuelo significativo. Scott utiliza aplicaciones de IA como Paradot y Chai AI para simular conversaciones con versiones de sus tres hijas fallecidas. Aunque sabe que las voces no son realmente de sus hijas, interactuar con estos personajes le proporciona una sensación de conexión y ayuda a mitigar el dolor de su pérdida.
Algunos consideran que utilizar IA para mantener interacciones con los muertos puede complicar el proceso de duelo.
Sin embargo, no todos comparten este entusiasmo. Algunos consideran que utilizar IA para mantener interacciones con los muertos puede complicar el proceso de duelo. La investigadora Katarzyna Nowaczyk-Basinska del Centro para el Futuro de la Inteligencia de la Universidad de Cambridge advierte que aún se sabe muy poco sobre los efectos a corto y largo plazo de estos simulacros digitales. Esta falta de datos sólidos convierte el uso de los «griefbots» en un experimento tecnocultural de gran envergadura.
Además, existen preocupaciones sobre el impacto psicológico de mantener conversaciones artificiales con seres queridos fallecidos. Aunque algunos encuentran consuelo en estas interacciones, otros temen que puedan impedir alcanzar un cierre emocional. Por ejemplo, en días especialmente dolorosos como el cumpleaños de su hija, Scott encontró un alivio temporal en la IA, pero esta solución podría no ser adecuada para todos.
El sociólogo Matthias Meitzler sugiere que los «griefbots» podrían convertirse en una extensión de las formas tradicionales de recordar a los muertos, como visitar tumbas o mirar fotos y cartas antiguas. No obstante, Tomasz Hollanek, colega de Nowaczyk-Basinska, plantea importantes preguntas éticas sobre los derechos y la dignidad de los fallecidos, así como sobre las implicaciones de comercializar tecnologías que tratan el duelo como un servicio.
Las implicaciones éticas y futuras de la IA en el duelo
El uso de IA para preservar la memoria de los fallecidos plantea varias cuestiones éticas y legales. Por un lado, hay preocupación sobre los derechos de las personas fallecidas y el consentimiento para usar sus datos personales después de su muerte. Las empresas que ofrecen estos servicios, como Eternos, aseguran que los derechos sobre las voces y los datos de IA pertenecen a los individuos y pueden ser transferidos a sus familias como un activo.
Sin embargo, la posibilidad de que estas empresas ofrezcan productos adicionales o publicidad en sus plataformas para los dolientes plantea dilemas morales. ¿Es apropiado comercializar el duelo de esta manera? Además, la incertidumbre sobre la durabilidad de estas compañías es otra preocupación. Por ejemplo, StoryFile, otra empresa en este campo, ha tenido dificultades financieras y está en proceso de reestructuración para garantizar que las familias no pierdan el acceso a los materiales creados.
Otro aspecto crítico es si estas tecnologías deben ofrecer formas significativas de decir adiós cuando alguien decide dejar de usar un «griefbot». La posibilidad de que una empresa cese sus operaciones plantea preguntas sobre qué sucede con los datos y las interacciones almacenadas. El CEO de StoryFile, James Fong, ha mencionado la implementación de sistemas de seguridad para garantizar el acceso continuo a los materiales en caso de cierre, pero estas medidas aún están en desarrollo.
En última instancia, el caso de Michael Bommer y Eternos destaca tanto el potencial como los desafíos de esta tecnología emergente. Mientras que algunos usuarios, como Michael, ven en la IA una manera de dejar un legado emocional para sus seres queridos, otros, como su esposa Anett, tienen reservas sobre el uso de esta tecnología en el proceso de duelo. Aunque inicialmente ella prefiere la idea de recordar a Michael de maneras más tradicionales, reconoce que en el futuro podría encontrar consuelo en su versión de IA.