Desde su lanzamiento hace un año y medio, ChatGPT ha revolucionado la forma en que se comunican muchos profesionales. Un estudio realizado por investigadores de Stanford, la Universidad de Washington y Emory ha puesto de manifiesto que, sorprendentemente, es la población con menor nivel educativo la que más utiliza herramientas de inteligencia artificial (IA) en su trabajo diario. Este cambio de paradigma en la adopción tecnológica es digno de análisis.
La investigación, disponible en el preprint de ArXiv, abarcó un extenso periodo, analizando datos desde enero de 2022 hasta septiembre de 2024. Los investigadores examinaron más de 687 mil quejas enviadas a la Consumer Financial Protection Bureau (CFPB), además de 304 millones de anuncios de empleo y miles de comunicados de prensa de compañías y de las Naciones Unidas. Este enfoque meticuloso permitió a los autores identificar patrones claros en el uso de modelos de lenguaje.
Un cambio en la narrativa de adopción tecnológica
Los resultados del estudio revelan que aproximadamente un 25% de la comunicación laboral se realiza ahora con la ayuda de IA. En este contexto, los datos muestran que la educación juega un papel crucial. Mientras que, tradicionalmente, las innovaciones tecnológicas son adoptadas primero por segmentos más educados y de mayores ingresos, la IA ha encontrado un terreno fértil en comunidades con menor formación.
Por ejemplo, el estudio indica que el uso de IA es más notorio en áreas con menores niveles educativos, alcanzando un 19,9% frente al 17,4% en regiones más educadas. En entornos urbanos, esta diferencia se amplía a 21,4% en comunidades de bajo nivel educativo, comparado con 17,8% en aquellas con más educación.
Este fenómeno sugiere que la IA puede estar nivelando el campo de juego, ofreciendo a las personas con menos recursos herramientas que antes parecían exclusivas de sectores más privilegiados.
A lo largo de la investigación, los autores notaron que antes de 2023, la adopción de IA era similar en áreas urbanas y rurales. Sin embargo, a medida que avanzó el año, se hizo evidente que las ciudades comenzaron a integrar más estas tecnologías. Este hallazgo desafía la lógica habitual sobre cómo se distribuyen y acceden a las nuevas tecnologías.
Desafíos en la verificación del uso de IA
Identificar si un texto ha sido generado por IA no es una tarea sencilla. Aunque existen sistemas diseñados para ello, su fiabilidad varía. Cuando los textos generados son editados posteriormente, la detección se complica aún más. Los investigadores advierten que el desarrollo constante de los modelos de lenguaje puede hacer que la adopción de IA sea más generalizada de lo que se cree.
Los autores también expresan preocupación por la dependencia excesiva de herramientas de IA, señalando que esto podría llevar a una reducción en la calidad de la información. En situaciones críticas, un uso ciego de la IA podría generar comunicaciones que ignoren los matices necesarios o que carezcan de credibilidad, afectando así la confianza del público en las organizaciones.