Aunque estemos alerta ante las fake news generadas por inteligencia artificial, los engaños continúan alcanzándonos. Un ejemplo reciente se presentó en el ámbito político francés, donde un diputado cuestionó al ministro de Asuntos Exteriores sobre una falsa visita del vicepresidente estadounidense. Este hecho revela cómo incluso las autoridades pueden ser víctimas de información errónea, especialmente en un mundo donde la desinformación se propaga con facilidad.
El 2 de abril de 2025, durante una sesión de la comisión de Asuntos Exteriores en la Asamblea Nacional, el diputado Arnaud Le Gall planteó su preocupación sobre la supuesta llegada del vicepresidente J.D. Vance a un evento católico tradicionalista en Chartres. Su inquietud era palpable, ya que temía un “discurso ideológico contra nuestra República”. Sin embargo, el ministro, visiblemente sorprendido, tuvo que aclarar que no había tal visita programada, puesto que se trataba de un engaño publicado el día anterior por Le Salon Beige, un blog católico conocido por su tono humorístico.
Las figuras públicas caen en la trampa de los engaños
Este incidente es un claro recordatorio de que nadie está a salvo de los engaños, incluidos los personajes públicos. El hecho de que un diputado tomara en serio una noticia claramente satírica subraya la dificultad de verificar la información en un entorno digital saturado. Aunque el blog que originó la noticia dejó un indicio claro al enlazar a la broma, el mensaje se propagó sin su contexto original, haciendo que el engaño pareciera veraz.
El flujo constante de información y la rapidez con la que se difunden las noticias complican aún más la tarea de discernir lo verdadero de lo falso. Este tipo de situaciones plantea interrogantes sobre cómo las fake news pueden ser citadas incluso por sistemas de inteligencia artificial, como si fueran hechos comprobados.
La persistencia de las fake news en la era de la IA
El caso del periodista británico Ben Black es otro ejemplo que resalta la credulidad de las inteligencias artificiales. En 2020, Black publicó un artículo humorístico en su sitio Cwmbran Life, afirmando que su ciudad tenía el récord mundial de ronds-points por kilómetro cuadrado. Aunque rápidamente actualizó el artículo para aclarar que se trataba de un engaño, cinco años después, la inteligencia artificial de Google sigue presentando esa información como si fuera verdadera.
“Es alarmante que alguien en Escocia busque información sobre carreteras en Gales y se encuentre con una historia que simplemente no es cierta”, comentó Ben Black.
Aunque no se trata de un engaño peligroso, ilustra cómo las noticias falsas pueden propagarse fácilmente, incluso cuando provienen de fuentes que parecen legítimas.
La capacidad de las inteligencias artificiales para perpetuar información errónea, incluso después de que ha sido desmentida, es inquietante. Estas máquinas no comprenden el humor, la ironía o el absurdo, lo que les permite replicar y difundir información incorrecta sin tomar en cuenta las correcciones. Esto da a las fake news una apariencia de autoridad que puede resultar engañosa.
La creciente desinformación ha llevado a algunos creadores de contenido a reconsiderar la publicación de historias satíricas. Ben Black, por ejemplo, ha decidido no volver a publicar engaños en el Día de los Inocentes, no solo por falta de tiempo, sino por la frustración que ha generado esta experiencia. En Francia, varios medios, como France 3 y Sud-Ouest, han optado por abandonar esta tradición, preocupados por contribuir a la desinformación. Incluso el periódico La Montagne ha reflexionado sobre la dificultad de inventar un engaño en un mundo donde los eventos reales parecen más absurdos que cualquier broma.