¡Alerta, amantes del océano! Cada año, un número alarmante de redes de pesca se pierde en las aguas, convirtiéndose en auténticos trampas mortales para la fauna marina. Pero aquí llega el WWF (World Wildlife Fund) con un plan brillante: utilizar inteligencia artificial para localizar y eliminar estas redes que están causando estragos en nuestros océanos.
¿Sabías que las redes perdidas, conocidas como geisternetze, no solo afectan a los peces y otros seres marinos, sino que también se descomponen en microplásticos, que acaban en nuestra cadena alimentaria? ¡Es un problema de todos!
La tecnología al rescate del mar
El WWF ha decidido darle una vuelta de tuerca a la limpieza oceánica. Están implementando un sistema llamado GhostNetZero, desarrollado junto a Microsoft en su laboratorio AI for Good. Este sistema escanea los datos de sonar del fondo marino, que anteriormente se utilizaban para la navegación y la exploración de sitios para parques eólicos offshore.
Hasta ahora, eran los humanos quienes analizaban estos datos, pero eso está a punto de cambiar. Con GhostNetZero, la IA se encargará de buscar las firmas acústicas de las redes. Aunque un humano aún verificará los hallazgos, la tasa de aciertos se sitúa en un impresionante 90%. ¡Imagina lo que podrían lograr si logran mejorar esa cifra!
“Las redes fantasmas son una verdadera amenaza para los ecosistemas marinos, y su búsqueda es un desafío monumental, ya que son invisibles bajo el agua”, explica Gabriele Dederer, la mente maestra detrás del proyecto. “La combinación del sonar y la inteligencia artificial es un gran avance. Ahora podemos mapear el fondo marino y utilizar enormes cantidades de datos para nuestra ventaja”.
Un llamado a la colaboración
Pero eso no es todo. Con el apoyo de Accenture, el WWF ha creado la plataforma GhostNetZero.ai, donde invitan a institutos de investigación, autoridades y empresas de energía eólica a compartir sus datos de sonar. Esto es esencial para maximizar el alcance de la iniciativa y aumentar el volumen de información disponible para la IA.
Hasta ahora, el WWF ha recuperado alrededor de 26 toneladas de redes en el Mar Báltico, pero eso es solo la punta del iceberg. Se estima que cerca del 30% de la basura plástica en los océanos proviene de equipos de pesca perdidos. Cada año, se añaden millones de trampas, líneas y redes al agua, que se descomponen lentamente y se convierten en microplásticos, complicando aún más su reciclaje.
Todo esto nos lleva a una pregunta crucial: ¿qué estamos dispuestos a hacer para salvar nuestros océanos? La iniciativa del WWF es un paso hacia adelante, pero la colaboración es clave. Con más datos y tecnología, quizás podamos limpiar nuestros mares de una vez por todas.