Las start-ups de defensa en Europa están experimentando un auge sin precedentes en la captación de talento tecnológico. Este fenómeno se debe, en gran medida, a un renovado sentido de patriotismo y al deseo de trabajar en tecnologías innovadoras que van más allá de la mera búsqueda de beneficios económicos. La guerra en Ucrania y las tensiones geopolíticas han llevado a muchos profesionales a replantearse su futuro y a redirigir sus habilidades hacia la protección de Europa.
Un claro ejemplo de esta tendencia es el caso de Comand AI, una startup parisina que se especializa en inteligencia artificial para aplicaciones militares. Su CEO, Loïc Mougeolle, señala que hay una nueva generación de profesionales que busca hacer una diferencia significativa en la sociedad. “Buscan un impacto real, más que un salario elevado”, asegura. Comand AI ha logrado atraer a ingenieros de renombre que previamente trabajaron en OpenAI y Palantir, a pesar de que los salarios en Europa son considerablemente más bajos.
Una nueva era en la defensa europea y la inteligencia artificial
El sector de la defensa europea está viendo un crecimiento notable en el número de ingenieros especializados en inteligencia artificial. Según el informe Zeki, se estima que este número pasará de 144 en 2014 a 1,700 en 2024, un aumento asombroso que refleja el interés creciente en esta área. Los fondos también están fluyendo: en 2024, se invirtieron 626 millones de dólares en start-ups de defensa europeas, un aumento significativo respecto a los 62 millones de dólares de 2022. Este cambio ha sido impulsado, en parte, por el conflicto en Ucrania, que ha puesto de relieve la necesidad de una mayor autonomía en materia de defensa en Europa.
Julian Dierkes, un joven doctorando que investiga aprendizaje por refuerzo para aplicaciones defensivas, expresa claramente su motivación: “Quiero que mis investigaciones contribuyan a la protección de las democracias europeas”. Su perspectiva es compartida por otros jóvenes talentos, como Michael Rowley, quien ha decidido dejar atrás ofertas en campos más convencionales para dedicarse al desarrollo de tecnologías que optimicen el seguimiento de movimientos militares.
Talento que regresa a Europa y la atracción de nuevas start-ups
Marie Inuzuka, de 34 años y con antecedentes familiares relacionados con la Segunda Guerra Mundial, es un ejemplo notable de cómo los profesionales están volviendo a Europa. Después de trabajar en OpenAI y Palantir, decidió unirse a Comand AI, donde su pasión por la defensa se alinea perfectamente con la misión de la empresa. En diciembre, Comand AI recaudó 10 millones de dólares, mientras que otra start-up germana, Alpine Eagle, también logró 11.4 millones para sus innovaciones en la neutralización de drones.
Jeannette zu Fürstenberg, una inversora de riesgo en Berlín, destaca que muchos de los mejores investigadores en inteligencia artificial provienen de Europa, y aunque algunos se trasladaron a Estados Unidos, muchos han retornado para contribuir a la soberanía tecnológica del continente. Iniciativas como el European Defense Tech Hub, que conecta a fundadores, inversores y responsables políticos a través de hackathons, están facilitando este resurgimiento del interés en la defensa.
La tradicional renuencia de los jóvenes profesionales a involucrarse en el sector de la defensa está desapareciendo. Stelios Koroneos, fundador de una start-up griega de defensa, sugiere que la nueva generación está comprendiendo que la libertad conlleva responsabilidades. Con planes de rearmamento que podrían movilizar hasta 800 mil millones de euros por parte de la Unión Europea, el futuro parece prometedor para las start-ups de defensa, que ofrecen a los talentos la oportunidad de dar un sentido a su expertise.